UN VINO SAGRADO

 

Hasta La Edad Media, en los países de la Cristiandad, los religiosos son los que se ocupan de la vid: el vino se consagra y bebe durante la misa. El encuentro de la geografía y la historia ofrecerá a los vinos de Champagne un destino fuera de lo común.

Algunos siglos más tarde, el matrimonio de Juana de Navarra con Felipe el Hermoso asoció definitivamente el destino del condado de Champagne al de la Corona de Francia.

En Reims, en el corazón de la región de Champagne, se consagró a los reyes de Francia. Las ceremonias, según los relatos que se hicieron, se acompañaron  de banquetes donde los vinos de Champagne fluían a raudales. Rápidamente apreciados por su gusto y su finura, éstos se convertirán en los vinos que se ofrecen en homenaje a los monarcas que vienen a la región.


 

Al parecer, Madame de Pompadour consumía unas 200 botellas al año en sus fiestas y la copa baja de champán es un molde de sus pechos que realizó un vidriero de la corte.


El Champagne posteriormente consagró a muchos de los  grandes tratados que se han firmado por los gobernantes, hasta hace poco, el de Maastricht. Siempre es exigido por todos aquellos que, en el mundo, desean destacar la importancia de un momento histórico.

        Ya sea de verdad, raras o vividas como tales, se ha adquirido la costumbre de consagrarlas con Champagne. Las victorias deportivas, por ejemplo, se convirtieron en la ocasión de regar generosamente a los campeones y al público, y entrar en la leyenda con una botella mítica en la mano. Solitario y valiente, Gérard d'Aboville, bebedor de agua obligado durante 72 días en el mar, bebió inmediatamente Champagne a su llegada.




Nuestro maridaje de hoy representa una las mejores oportunidades para disfrutar de las excelencias del mar acompañadas de una experiencia burbujeante:

 Canapés cremosos con salmón ahumado, acompañado de un Coquet Brut Nature Gran Reserva, 2014.

Cava muy elegante que  ha sido elaborado con las siguientes variedades de UVAS: Xarel·lo 45%, Macabeo 30%, Parellada 25%

En NARIZ posee una  riqueza aromática donde destacan  notas de fruta blanca –melocotón blanco, manzana reineta– y cítricas –pomelo, piel de naranja-.

 A su paso por BOCA  es estructurado, franco, donde el carbónico está muy muy integrado y largo.Finalmente destacar  la frescura de los notas de frutas combinadas con toques de cremosidad y madurez.




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