AGUA VITAE


El whisky ha sido celebrado en la poesía, el arte y la literatura a nivel mundial. Se dice que esta bebida nació en algún momento antes del siglo XV. El arte de su producción comenzó como una bebida para calentar la garganta y, por qué no, el cuerpo. En sus inicios, fue gozado por aldeanos y campesinos de las islas británicas, siendo más usado en temporada de invierno.

                En 1494 se tiene el primer registro histórico del whisky, teniendo como origen Escocia. Hecho por monjes, quienes lo fabricaban con propósitos medicinales, en esos tiempos a esta bebida se le conocía como aqua vitae o agua de vida;  que más tarde en el s. XVIII se transformó a usky dando como resultado el término  whisky.



Mientras para algunos el whisky puede ser una semilla del espíritu o de la creación, para las grandes industrias es un gran negocio. Los métodos de producción antiguamente derivados de la magia, son ahora cada vez más desplazados por la tecnología inspirada por la ciencia.

Este whisky, sin embargo, no era como el que conocemos ahora. No se le permitía envejecer en la barrica ni se diluía y, en consecuencia, dado que su graduación alcohólica era muy alta, el sabor era bastante tosco y su fuerza, tremenda.





El alambique es un aparato utilizado para la destilación de líquidos mediante un proceso de evaporación por calentamiento y posterior condensación por enfriamiento. Antiguamente se usaba para producir perfumes, medicinas y extraer el alcohol procedente de frutas fermentadas.

                  El proceso de destilación, la obtención de los aromas y sabores, fue cambiando a través de generaciones, por lo que es casi imposible conocer la fórmula original. Hoy en día, las destilerías de dicha bebida utilizan diferentes métodos en la fabricación para exaltar ciertos aromas y sabores, lo que permite otorgar identidad y carácter.

Y como no podía ser de otra manera, hoy les dejo una recomendación que les hará disfrutar de una magnífica, Aqua Vita:


Madurado en madera de Oloroso español y roble americano y casado en pequeños lotes de no más de 150 barricas, este Glenfiddich de 18 años es una single malta rica y afrutada con toneladas de frutas de huerta y especias sutiles.

Nariz: Aroma intenso con fruta madura del huerto, manzana asada y roble robusto.

Paladar: Lujosos frutos secos, caramelos y dátiles. Recubierto de elegantes notas de roble

Terminar: Calentador y gratificante con un final largo.


 

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