LARGOS PERIODOS DE TIEMPO
Todas las civilizaciones han
intentado conservar los alimentos, especialmente los excedentes de ciertas
temporadas, para consumirlas en épocas de escasez. En la Edad Media se
preparaban aceitunas poniéndolas en salmuera y conservaban la fruta con miel.
La caña de azúcar, magnífico conservante, llegó en el siglo VI a.C. de la
India. Los árabes la descubrieron en el siglo VII d.C. al invadir Persia. Durante el siglo XVII ya se preparaban confituras con toda
clase de frutos. A mediados del siglo XVIII se descubre la técnica de
extracción de azúcar de la remolacha, este hecho contribuyó a la reducción del
precio del conservante.
Pero es a partir del siglo XIX
cuando la conservación pasa del procedimiento empírico al científico. La
transformación social que supuso la Revolución Francesa trajo consigo cambios
profundos en aspectos como los hábitos alimentarios, el comportamiento en la
mesa… En esta nueva situación, los cocineros de la nobleza y la burguesía buscaron
ocupaciones alternativas e intensificaron el comercio en el sector de la
alimentación. Otros, se establecieron como restauradores.
La reputación de estos cocineros
y sus grandes conocimientos culinarios van seducir a los nuevos burgueses, que
reclamaron sus servicios. Así, comenzaron a proliferar las recetas personales,
los tratados o los libros, muchos de los cuales han llegado a nuestros días.
Podríamos afirmar, pues, que el siglo XIX fue la época dorada de las
confituras.
Todas las técnicas que venían de
siglos atrás se completaron, a principios del siglo XIX, con el descubrimiento
hecho en Francia por Nicolás Appert que comprobó que hirviendo los alimentos
dentro de envases de vidrio totalmente cerrados, éstos se mantenían sin alterar
durante LARGOS PERIODOS DE TIEMPO.
Hoy en día, este descubrimiento lo conocemos como el MÉTODO DE CONSERVACIÓN
Appert. En la época, se dieron a conocer los microorganismos causantes de la
alteración de los alimentos y su eliminación por acción de calor.
Con todos estos avances tecnológicos,
la industria de la conserva industrial adquirió un gran desarrollo en el siglo
XX, contrariamente a lo retroceso que sufrió la conserva artesanal, ya fuera debido a las guerras, o a la incorporación de la mujer al mercado de
trabajo. Actualmente, todas aquellas
tareas artesanales y familiares se han convertido en un símbolo, y tal vez esta
nostalgia del «despensa de la abuela»
hace revivir en nosotros el deseo firme de recuperar y recrear, mediante la
conserva hecha en casa, todos estos sabores perdidos y añorados.
Bermejo Malvasía Seco 2020
Lanzarote
100% Malvasia de
VISTA: Reflejos verdosos,
Amarillo pálido
NARIZ: Complejo Notas florales Limón, Mango
BOCA: Fresco, Largo Glicérico
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