ARTILUGIO DIABÓLICO

 


Sentarnos a la mesa a desayunar, almorzar o cenar lo hacemos todos los días como algo natural, al igual que emplear la cuchara, el cuchillo y el tenedor, ¿pero alguna vez reparamos en estos utensilios?

El cuchillo viene de lejos, de tan lejos que podría remontarse a aquellas herramientas que ya en las cavernas los humanos más antiguos desarrollaron para poder cortar desde alimentos a madera.  La cuchara, por su parte, está entre nosotros desde aproximadamente el 3.000 antes de Cristo. ¿Pero y el tenedor? El tenedor, aunque lo veamos como un igual a sus compañeros de mesa, es en realidad un jovencito recién llegado.

                Porque pese a que ciertamente encontramos utensilios de formas similares en la antigüedad, empezando por la Edad de Bronce, la Grecia clásica o el Imperio romano, con funciones de centro o de trinchado, el tenedor como tal, el que nos acompaña a la hora de comer para pinchar o sostener alimentos, no llega hasta mucho más adelante.

                Se cree que en el siglo VIII y IX las clases más pudientes habían utilizado esporádicamente utensilios de cierta similitud, pero la historia más difundida sobre sus orígenes lo ubica en Constantinopla, en el denominado siglo de las Cruzadas, el siglo XI. Hasta entonces llevarse un alimento a la boca era sinónimo de cogerlo con las manos, pero la princesa bizantina Teodora Ana Ducaina, hija del emperador Constantino X Ducas, se negaba a tocar la comida con las manos y mandó fabricar un artilugio que le permitiese hacerlo sin que sus dedos entrasen en contacto con las viandas.



Se inventó entonces un primigenio tenedor, un utensilio provisto de un par de púas que recibió el nombre de pincho y fue fabricado en oro. La delicada princesa fue feliz con aquella herramienta que el permitía alimentarse sin por ello tener que ensuciarse, pero la invención no recibió la aprobación de la sociedad bizantina y llegó a ser incluso calificado de "diabólico" por el cardenal benedictino San Pedro Damián.



Tendrían que pasar algunos siglos más hasta que en el XVI, de la mano de Catalina de Médici tras su unión con el rey Enrique II de Francia, el tenedor comenzase su verdadera expansión. Continuaba siendo considerado demasiado refinado, pero los más cercanos a la corona le dieron una oportunidad.

                Dos siglos más tarde, en el XVII, el instrumento que desterraba de cuajo la costumbre de manipular la comida con las manos daba un paso más iniciando su normalización en Francia y tímidamente en la península ibérica, y siendo de completo uso común en Italia, lugar desde el que salta  a las islas británicas de la mano del viajero Thomas Coyat. "Muchos italianos se sirven de un pincho para no tocar los alimentos, para comer los espaguetis, la carne... No es nada refinado comer con las manos, pues aseguran que no todas las personas tienen las manos limpias", llegó a recoger en uno de sus diarios, aunque a los ingleses no les convenció un invento que a priori veían poco viril.

Pero no sería hasta el siglo XVIII que Europa casi en su totalidad hizo un hueco en la mesa para colocar el tenedor junto a la cuchara y el cuchillo, justo la época en que en Alemania se desarrollaría el tenedor con forma curva que empleamos en la actualidad. Aunque, eso sí, las cuatro púas tardarían otro siglo más en llegar.

                España lo adoptó también por entonces, aunque se tenían referencias de trinchadores en el siglo XIV, de un instrumento al que se le daba la misma función llamado broca, también en la misma época, y el uso ocasional de tenedores prácticamente como los actuales por parte de los monarcas Carlos V y Felipe III. No cabe duda de que el tenedor, por tanto, es un recién llegado.

Como remate final les dejo mi recomendación sobre un vino que va en armonía con cualquier plato, ya sea de carne o de pescado. Recuerden que gracias a nuestros predecesores tendremos las” manos limpias”  en la mesa.


Laya 2020 Vino Tinto Almansa  Garnacha Tintorera , Monastrell

 Bodegas Atalaya

NOTAS DE CATA:

VISTA: Brillante, Rojo picota, Limpio, Cubierto

NARIZ: Fruta madura, Elegante, Fresco, Aromas florales

BOCA: Equilibrado, Taninos jóvenes, Final largo, Untuoso, Taninos dulces, Agradable, Dulce.




Comentarios

Entradas populares