EL MILAGRO DEL MAR DE BARENTS

 

Los primeros pobladores de Noruega llegaron a sus costas hace once mil años. El objetivo de su viaje no era otro que localizar buenos caladeros donde pescar, y podemos afirmar  que encontraron lo que buscaban: un mar rebosante de vida. En sus aguas nadaba una especie especialmente abundante, el bacalao, que desde entonces ha sido indiscutiblemente el recurso más importante de la pesca noruega.

Las poblaciones de bacalao más grandes del mundo se encuentran en aguas noruegas; se trata de una enorme reserva de pescado que desde hace miles de años ha sido el medio de vida de las gentes de la costa, ya no solo como alimento, sino también como mercadería.


El bacalao puede desecarse y conservarse sin perder ni un ápice de su sabor, lo cual resulta muy práctico a la hora de exportarlo hasta destinos lejanos. Ya en  la época de los vikingos, el bacalao era el alimento de los marineros, y puesto que les permitía recorrer las largas distancias que cubrían en sus travesías, pronto se convirtió en la primera y principal materia prima de exportación de Noruega.
 

            En los siglos que siguieron a las expediciones vikingas, el bacalao seco noruego pasó a comercializarse en toda Europa. En contraprestación, los comerciantes llevaban a Noruega especias, vino, harina y cereal, prendas de vestir, joyas y muchas otras mercancías. La calidad del bacalao le ha valido la merecida reputación de la que goza en la actualidad, y aún hoy sigue siendo uno de los pescados más cotizados del mundo.


En los mares de Noruega habitan dos poblaciones principales de bacalao: el bacalao de costa y el bacalao ártico noruego. El bacalao de costa pasa toda su vida cerca del lecho marino en aguas someras cercanas al litoral. A diferencia de este, el bacalao ártico noruego, nada mar adentro en dirección norte durante la mayor parte de su vida para posteriormente, volver a la costa en grupos muy numerosos. 

Cada invierno, se repite un milagro en la región norte de Noruega. El  exquisito bacalao del Atlántico noruego, vuelve desde las gélidas aguas del mar de Barents hasta su zona de desove natural frente a la costa norte noruega. Este heroico viaje hace que el  bacalao noruego desarrolle unos músculos fuertes y una carne increíblemente tersa con un sabor y una textura insuperables.   

La pesca del bacalao del Atlántico noruego está sometida a su propia regulación natural, ya que solo puede desarrollarse en el breve lapso que va de enero a abril, cuando el bacalao desova frente a la costa norte de Noruega. Es durante esta temporada cuando la calidad de este bacalao, así como la de sus cotizadas huevas y su hígado, alcanza su punto culmen.

 El bacalao es tan popular en las mesas de hoy como lo era en la Edad de Piedra. Su carne es blanca y de sabor suave y combina a la perfección con diferentes especias y guarniciones, y puede estar igual de buena en salazón que al punto de sal. El bacalao es un pescado muy versátil que puede cocinarse a la parrilla, al horno, hervido o incluso servirse crudo en sushi.

Se dice que del bacalao se aprovecha todo y es cierto. Es un pescado generoso, y sus virtudes son bien conocidas porque siempre ha viajado bien: su conservación no ha sido nunca un problema. En definitiva, siempre ha sido un gran producto y hoy algunas de las partes son incluso artículos de lujo, como los lomos, las propias kokotxas y, quizás, hasta la piel.

 

Para disfrutar de esta exquisitez, hoy en la sección del maridaje, les presento dos formas de preparar el bacalao en combinación con un vino blanco que hará las delicias de cualquier paladar.


BACALAO A LA VIZCAÍNA  Y PIL-PIL







 

Marieta 2020 Vino Blanco D.O. Rías Baixas, Albariño, Bodegas Martín Códax

NOTAS DE CATA:

VISTA: Amarillo pajizo, reflejos alimonados

NARIZ: Fruta madura 

BOCA: Notas cítricas, notas frutales, intenso, goloso

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