LA FLOR DE LA HUERTA

 

    La alcachofa es una de las hortalizas más peculiares por su aspecto monstruoso y por ser además el capullo de una flor con apariencia prehistórica.  Su forma se asemeja a un conjunto de hojas en forma de escamas, unas superpuestas encimas de las otras. Y a pesar de que existen miles de variedades, pocas de ellas se cultivan. Esta verdura tiende a ser de color verde en la mayoría de los casos, aunque también las hay de color violeta.


    Esta rica hortaliza de invierno es tan original que no es un fruto sino una flor que todavía no se ha abierto al mundo. Tendemos a pensar que es amarga, dura e indigesta, pero es todo lo contrario. Nos deja un sabor dulce en boca y es un buen diurético, cardiosaludable.


    Revalorizadas en los últimos años gracias, en gran medida, al protagonismo que le dan los grandes chefs hay que perder la pereza a cocinar alcachofas en casa, y todo empieza por saber elegir las mejores en el mercado. Se suele decir que es una verdura típica del invierno, aunque más bien encontramos dos momentos óptimos para su consumo, otoño y primavera.


    Es cuando llegan a los mercados las mejores alcachofas de Tudela con calidad de IGP, pero también en los primeros meses del año podemos adquirir excelentes ejemplares procedentes, sobre todo, de zonas levantinas, destacando la producción murciana. Las temporadas, son cada vez más mutables, ya que los productores desarrollan variedades y técnicas de cultivo para extender el calendario en función de la demanda del mercado, como sucede con tantas frutas.

   En España tenemos la suerte de contar con dos zonas productoras claramente diferenciadas que a finales del invierno se solapan brevemente, la alcachofa mediterránea da paso a la de Navarra y cuenca del Ebro cuando empiezan a subir las temperaturas. El primer paso para elegir las mejores alcachofas es, por tanto, tener en cuenta la temporada en la que estamos y olvidarnos de ellas en verano. No está nunca de más asegurarnos de que el producto es de cultivo nacional.

    Su textura crujiente, ligeramente amarga de sabor y jugosa la han convertido, sin duda, en una de las joyas de la gastronomía navarra y en protagonista de suculentos platos fuera de esta región. Y aunque la temporada fuerte de este producto, tan arraigado al recetario tradicional navarro, llega en primavera, los inviernos suaves hacen posible una segunda época de recolección, su zona de producción y elaboración abarca 33 localidades de la Ribera de Navarra, con su centro de gravedad en la comarca de Tudela.


    Amparada bajo la certificación, esta delicia puede consumirse en fresco, ya sea de la forma tradicional, por docenas con hojas y tallo, y en cabezas, una vez cortado el tallo y eliminadas las hojas, o en conserva, exclusivamente en envases de vidrio. En cualquier caso, el valorado alimento se distingue por la banda o etiqueta de Indicación Geográfica Protegida, unida al sello Gourmet en el caso de la conserva, la contra etiqueta numerada que proporciona el Consejo Regulador.

En mi habitual sección de maridaje, hoy les animo a arriesgar y probar productos nacionales que nada tienen  que envidiar a los foráneos, arriesguen y pongan…”Una Flor de la Huerta” en su mesa.



                                                 Alcachofas rellenas de ternera

   


INFILTRADO 2021 D.O. JUMILLA
Variedad de Uva: 10% Garnacha tintorera, 40% Monastrell, 50% Syrah
VISTA: Luce un seductor color violáceo.
NARIZ: destacan sus intensos aromas a frutos rojos y golosinas, junto a finos atisbos de madera nueva y especias blancas originadas por su fermentación maloláctica en barrica.
BOCA:  Gustativamente es muy fresco, joven y natural.





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